ESTAMBUL – El 11 de noviembre, miles de dirigentes políticos, representantes de partes interesadas y activistas de todo el mundo dieron inicio a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú. Mientras aumenta la emisión de gases de efecto invernadero y se intensifica el calentamiento global, la cumbre de este año acertó en poner la financiación de la acción climática en primer lugar de la agenda. Pero el lugar elegido para la reunión dista de ser ideal: el régimen azerbaiyano apuesta a usar el encuentro para limpiar su historial en materia climática y sus políticas cada vez más represivas.
ESTAMBUL – El 11 de noviembre, miles de dirigentes políticos, representantes de partes interesadas y activistas de todo el mundo dieron inicio a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú. Mientras aumenta la emisión de gases de efecto invernadero y se intensifica el calentamiento global, la cumbre de este año acertó en poner la financiación de la acción climática en primer lugar de la agenda. Pero el lugar elegido para la reunión dista de ser ideal: el régimen azerbaiyano apuesta a usar el encuentro para limpiar su historial en materia climática y sus políticas cada vez más represivas.