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La insaciable búsqueda de estatus

ZÚRICH – Los multimillonarios no están acostumbrados a esperar en las filas, en especial no bajo un calor abrumador. Pero Art Basel, la feria de arte más influyente del mundo, a menudo genera una actividad frenética a las 11 a.m. del día de apertura, cuando los compradores más sustanciales y ansiosos pugnan por adquirir obras raras o descubrir una esquiva pieza que falta en sus colecciones. La versión de este año, que acaba de concluir, presentó a 284 galerías de 36 países que exhibían obras de 3200 artistas contemporáneos.

El Índice Mei Moses de Sotheby’s, el indicador más respetado sobre los precios del arte, se ha octuplicado desde que Art Basel se inaugurara en 1970. En 2017, el Príncipe Saudí de la Corona, Mohammed bin Salman, llegó a aparecer en los titulares globales al pagar $450 millones por el cuadro “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci, la pintura más cara jamás vendida.

Las leyes de la oferta y la demanda sugieren que los precios deberían seguir subiendo. Por el lado de la oferta, el hecho de que la mayor parte de los artistas sobresalientes del planeta ya hayan fallecido y que los museos y los coleccionistas de arte sigan adquiriendo las mejores obras implican que las existencias disponibles son cada vez más escasas. Más aún, cada obra es, en lo esencial, un monopolio, debido a su carácter único inherente.

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