CANBERRA – A pesar de las negociaciones de paz en curso entre Estados Unidos y los talibanes, el sangriento conflicto en Afganistán sigue cobrándose muchísimas vidas entre la población del país. El reciente ataque suicida perpetrado por la rama Khorasan de Estado Islámico (IS-K) en una boda en Kabul, qua arrojó más de 60 muertos y cerca de 200 heridos, es un recordatorio claro de la mala situación de seguridad que rige en Afganistán. También muestra que los talibanes no son la única oposición armada que alimenta el conflicto. Por ende, es poco probable que un pacto de paz entre Estados Unidos y los talibanes traiga algún respiro.
CANBERRA – A pesar de las negociaciones de paz en curso entre Estados Unidos y los talibanes, el sangriento conflicto en Afganistán sigue cobrándose muchísimas vidas entre la población del país. El reciente ataque suicida perpetrado por la rama Khorasan de Estado Islámico (IS-K) en una boda en Kabul, qua arrojó más de 60 muertos y cerca de 200 heridos, es un recordatorio claro de la mala situación de seguridad que rige en Afganistán. También muestra que los talibanes no son la única oposición armada que alimenta el conflicto. Por ende, es poco probable que un pacto de paz entre Estados Unidos y los talibanes traiga algún respiro.