VIENA – El año 2020 demostró una vez más que la relación entre Occidente y el mundo árabe y musulmán todavía está enturbiada y complicada por la persistencia de recuerdos de colonización, guerras y atrocidades que se remontan a las Cruzadas y, en tiempos modernos, a la Guerra de Argelia por la independencia de Francia y a los conflictos recientes en Afganistán e Irak. Es una relación dañada por sospechas, desconfianza y resentimiento de parte de muchos (o acaso la mayoría) de los musulmanes, así como de muchos en Occidente. El exiguo conocimiento que las dos partes de la relación tienen de otras culturas no facilita la comprensión mutua; un hecho aciago cínicamente explotado por radicales (también de ambos lados).
VIENA – El año 2020 demostró una vez más que la relación entre Occidente y el mundo árabe y musulmán todavía está enturbiada y complicada por la persistencia de recuerdos de colonización, guerras y atrocidades que se remontan a las Cruzadas y, en tiempos modernos, a la Guerra de Argelia por la independencia de Francia y a los conflictos recientes en Afganistán e Irak. Es una relación dañada por sospechas, desconfianza y resentimiento de parte de muchos (o acaso la mayoría) de los musulmanes, así como de muchos en Occidente. El exiguo conocimiento que las dos partes de la relación tienen de otras culturas no facilita la comprensión mutua; un hecho aciago cínicamente explotado por radicales (también de ambos lados).