LONDRES – Atrás quedaron los días en los que la temporada de reuniones generales -la época del año en que los ejecutivos y los directores de las empresas públicas se reúnen para informar sobre sus actividades, cuentas y planes a los accionistas- pasaba inadvertida. Desde la "primavera de los accionistas" de 2012, los accionistas han dejado de actuar como receptores pasivos de los informes de las empresas o de rubricar obedientemente con sello de goma sus planes y paquetes de pago, y empezaron a cuestionar activa y públicamente las decisiones de las juntas, ventilando sus quejas y presentando propuestas de cambio. Este cambio es muy esperado y transformará la manera en que operan las empresas, les guste a las compañías o no.
LONDRES – Atrás quedaron los días en los que la temporada de reuniones generales -la época del año en que los ejecutivos y los directores de las empresas públicas se reúnen para informar sobre sus actividades, cuentas y planes a los accionistas- pasaba inadvertida. Desde la "primavera de los accionistas" de 2012, los accionistas han dejado de actuar como receptores pasivos de los informes de las empresas o de rubricar obedientemente con sello de goma sus planes y paquetes de pago, y empezaron a cuestionar activa y públicamente las decisiones de las juntas, ventilando sus quejas y presentando propuestas de cambio. Este cambio es muy esperado y transformará la manera en que operan las empresas, les guste a las compañías o no.