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El poder de la acción climática basada en la cultura

ABU DHABI/SALVADOR – El cambio climático afecta todos los aspectos de nuestras vidas, desde nuestra alimentación y salud hasta la paz y la seguridad globales. Pero la crisis climática no solo está transformando nuestros ecosistemas naturales, sino también nuestros paisajes sociales y culturales, socavando nuestras tradiciones y prácticas materiales e inmateriales, y privándonos de preciosas fuentes de resiliencia, sentido, identidad y conocimientos.

En pocas palabras, la crisis climática se está convirtiendo rápidamente en una emergencia cultural. El cambio climático ya está dañando importantes sitios en todo el planeta: la UNESCO informa que cerca de un tercio de las 318 ciudades calificadas como Patrimonio de la Humanidad se encuentran en áreas costeras vulnerables. Estos lugares históricos, que por largo tiempo han vinculado a países y comunidades a sus identidades culturales, hoy se enfrentan a una erosión gradual y corren el riesgo de perderse para siempre.

Más aún, el cambio climático representa una amenaza clara e inmediata a las maneras de vida únicas de las comunidades. Las tradiciones orales, las artes performáticas, las festividades y los conocimientos tradicionales, todos los cuales se han desarrollado gradualmente a lo largo de muchas generaciones, se han vuelto vulnerables a los estragos de la crisis climática.

Si bien el cambio climático supone una importante amenaza a nuestro patrimonio cultural, la cultura también juega un papel vital para mitigarlo y adaptarse a sus efectos. Podemos y debemos aprender de proyectos con trasfondo cultural en el Norte y el Sur Globales que ya han ayudado a destrabar la innovación, promover soluciones climáticas, cambiar comportamientos e impulsar la inclusión.

Por ejemplo, las crecidas repentinas que dañaron gravemente la ciudad fortaleza india de Golconda en 2020 motivaron a algunos estudiantes a desarrollar un juego de mesa que apunta a estimular y empoderar a los niños a participar en acciones climáticas. Esta respuesta juvenil al cambio climático muestra el rol fundamental que la cultura, desde las artes al patrimonio, puede desempeñar en ayudar a que las personas encuentren su propia voz y den pasos proactivos para adoptar, compartir y promover conductas sostenibles.

Pero la acción climática basada en la cultura es mucho más que promover cambios de conducta. Si aprovechamos el poder de los diversos valores culturales, los conocimientos, las formas de narrar, el diseño, la creatividad y el patrimonio (tanto material como inmaterial), podemos desarrollar las acciones necesarias para enfrentar las crisis climática y de la biodiversidad y avanzar en su puesta en práctica.

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Otro ejemplo de iniciativa ambiental basada en la cultura es el programa de desarrollo sostenible impulsado por mujeres que se centra en preservar el arte manual de las baldosas de terracota en la necrópolis pakistaní de Makli, uno de los sitios de Patrimonio de la Humanidad. Hasta la fecha, el programa ha conseguido poner 150.000 baldosas de pavimento de terracota, cuya porosidad ayuda a mitigar las inundaciones. Además de promover el aprecio por los oficios tradicionales y crear trabajos con el desarrollo de una industria de azulejos esmaltados y de terracota con bajo consumo de carbono, este proyecto demuestra cómo el patrimonio cultural tangible e intangible puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a la adaptación climática.

Existen muchos más ejemplos de intervenciones climáticas con trasfondo cultural de las que podemos aprender. Los métodos de arquitectura verde del pueblo otammari en Boukoumbé, Benín, ponen énfasis en el uso responsable de los materiales locales y la aplicación de técnicas que se han mantenido vigentes mediante la transmisión de conocimientos y prácticas indígenas, y que podrían desempeñar un importante papel a la hora de enfrentar los retos ambientales y climáticos que enfrenta la humanidad.

El uso de recursos renovables, junto con los conocimientos que incorporen técnicas tradicionales e innovación creativa, reduce las emisiones de gases de invernadero y consume muy poca energía. Además, promueve una relación sana y justa entre las comunidades y sus entornos naturales, así como la conexión con su patrimonio cultural único. En términos globales, hay numerosos ejemplos de comunidades unidas por un interés compartido y la pasión por las acciones climáticas.

La acción climática basada en la cultura es inclusiva por excelencia. Se esfuerza por involucrar a tantas personas como sea posible, estimulando la creación conjunta, la cooperación y el aprendizaje mutuos. Como subraya el reciente informe de las Naciones Unidas sobre el "balance mundial", todo el mundo puede hacer más para combatir el cambio climático y nadie puede afirmar lo contrario.

Como Copresidentes del Grupo de Amigos de la Acción Climática basada en la Cultura (GFCBCA), una coalición informal de países profundamente comprometidos a la acción climática y cultural, los Emiratos Árabes Unidos y Brasil reconocemos que la cultura es una fuerza única y potente que debe asumir un papel más prominente en la puesta en marcha de soluciones climáticas. El GFCBCA está promoviendo mayores medidas de protección para sitios patrimoniales en riesgo y para los conocimientos e ideas locales. También llamamos a los gobiernos de todo el mundo a incorporar la conservación y la protección de los sitios de patrimonio cultural a sus planes de adaptación y mitigación climática.

Además de proteger los sitios patrimoniales físicos, reconocemos la necesidad de aumentar el apoyo para quienes trabajan en el sector cultural y cuyos sustentos se ven en peligro por el cambio climático, como artistas, profesionales creativos, guardianes de los conocimientos indígenas, y todos quienes se desarrollan en el turismo cultural, en particular mujeres y jóvenes.

La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP28), que se está realizando en Dubái, es una oportunidad única para colaborar con países afines y trabajar en conjunto para alentar a nuestros asociados globales a reconocer que el destino de la cultura está inextricablemente vinculado a la emergencia climática. Nos proponemos destacar la necesidad de apalancar la acción climática basada en la cultura para evitar una catástrofe ambiental. Debemos desafiar, estimular y empoderar a la vasta red de profesionales creativos de la cultura y el patrimonio, a las entidades, promotores e instituciones públicas, para luchar juntos contra el cambio climático y protejamos el patrimonio cultural de la humanidad.

Quienes pertenecemos al sector creativo vemos a menudo el poder transformativo de la cultura y su capacidad sin paralelos de generar cambios positivos. En la COP28, todos los países debemos aunar nuestras fuerzas y comprometernos a proteger nuestro patrimonio cultural y el planeta que habitamos.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

https://prosyn.org/xvRemeEes