LONDRES – Hace treinta años, el 16 de septiembre de 1992, los especuladores de divisas obligaron al gobierno británico a abandonar el compromiso de la libra esterlina con el Mecanismo Europeo de Cambio. En los días que siguieron al “miércoles negro”, la libra esterlina subsiguientemente perdió el 15% de su valor. Para comienzos de 1993, había perdido casi un tercio de su valor.
La reciente debilidad de la libra –la semana pasada, cayó a su nivel más bajo contra el dólar estadounidense desde 1985- ha evocado, y entendiblemente, recuerdos de este episodio previo, lo que llevó a algunos a comparar la libra con una moneda de mercados emergentes. Pero la comparación es imprecisa y probablemente inexacta. Más allá de sus dificultades económicas actuales, el Reino Unido conserva instituciones fuertes, una democracia próspera y un historial razonable de crecimiento decente y baja inflación.
Entonces, ¿qué es exactamente lo que ha salido mal? ¿La libra realmente está en riesgo por una pérdida generalizada de confianza en los activos británicos?
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Rather than reducing concentrated market power through “disruption” or “creative destruction,” technological innovation historically has only added to the problem, by awarding monopolies to just one or a few dominant firms. Moreover, market forces offer no remedy to the problem; only public policy can provide that.
shows that technological change leads not to disruption, but to deeper, more enduring forms of market power.
The passing of America’s preeminent foreign-policy thinker and practitioner marks the end of an era. Throughout his long and extraordinarily influential career, Henry Kissinger built a legacy that Americans would be wise to heed in this new era of great-power politics and global disarray.
reviews the life and career of America’s preeminent foreign-policy scholar-practitioner.
LONDRES – Hace treinta años, el 16 de septiembre de 1992, los especuladores de divisas obligaron al gobierno británico a abandonar el compromiso de la libra esterlina con el Mecanismo Europeo de Cambio. En los días que siguieron al “miércoles negro”, la libra esterlina subsiguientemente perdió el 15% de su valor. Para comienzos de 1993, había perdido casi un tercio de su valor.
La reciente debilidad de la libra –la semana pasada, cayó a su nivel más bajo contra el dólar estadounidense desde 1985- ha evocado, y entendiblemente, recuerdos de este episodio previo, lo que llevó a algunos a comparar la libra con una moneda de mercados emergentes. Pero la comparación es imprecisa y probablemente inexacta. Más allá de sus dificultades económicas actuales, el Reino Unido conserva instituciones fuertes, una democracia próspera y un historial razonable de crecimiento decente y baja inflación.
Entonces, ¿qué es exactamente lo que ha salido mal? ¿La libra realmente está en riesgo por una pérdida generalizada de confianza en los activos británicos?
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