mazzucato5_mag2018_GettyImages-156245357 Getty Images

El redescubrimiento de la creación de la riqueza pública

LONDRES – En el umbral del nuevo año, se enciende nuevamente un debate entre economistas que tiene ya décadas de duración: ¿ayuda o perjudica la austeridad al crecimiento económico? Hablando en términos generales, los participantes en esta polémica se dividen en dos bandos: los conservadores, que exigen un gasto público limitado y, por lo tanto, un Estado más pequeño; y los progresistas que abogan a favor de una mayor inversión en bienes y servicios públicos, como ser infraestructura, educación y atención médica.

Por supuesto, la realidad es más compleja de lo que implica esta simple demarcación, e incluso instituciones ortodoxas como el Fondo Monetario Internacional han llegado a la conclusión de que la austeridad puede ser contraproducente. Como John Maynard Keynes argumentó en la década de 1930, si los gobiernos recortan el gasto durante una recesión, una recesión de corta duración puede convertirse en una depresión completa y plena. Eso es exactamente lo que sucedió durante el período de austeridad de Europa después de la crisis financiera del año 2008.

Y, sin embargo, la agenda progresista no puede ser sólo sobre el gasto público. Keynes también pidió a los legisladores que piensen en grande. “Lo importante para el gobierno no es hacer cosas que los individuos ya están haciendo”, escribió en su libro del año 1926, El final del Laissez Faire, “sino hacer aquellas cosas que en este momento no se hacen en absoluto”. En otras palabras, los gobiernos deberían pensar estratégicamente sobre cómo las inversiones pueden ayudar a dar forma a las perspectivas de largo plazo de los ciudadanos.

https://prosyn.org/x0x81Qzes