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Los canjes de deuda por clima tienen sentido

GINEBRA – ¿Y si hubiera una solución mágica simultánea para la crisis climática, las dificultades del endeudamiento creadas por la pandemia y la necesidad de impulsar las finanzas para el desarrollo?

Resulta atractivo, por cierto, abordar estos problemas simultáneamente, porque ya tenemos que movilizar financiamiento climático desde los países ricos (quienes más contaminan) para apoyar a los países con bajos ingresos (que deben asumir una parte desproporcionadamente grande de la carga que implica el cambio climático). La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyendijo que «las principales economías tienen una obligación especial para con los países menos desarrollados y más vulnerables», y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva dijo que «tiene sentido» tratar de abordar conjuntamente las presiones causadas por la deuda y la crisis climática. La idea es organizar «canjes de deuda verde».

No es una idea nueva, se viene ensayando algo parecido desde la década de 1980. Durante esa década perdida, los llamados bonos Brady fueron el plato principal de un «menú» internacional de instrumentos para la reestructuración de deudas. Los deudores usaron créditos oficiales del FMI y el Banco Mundial para comprar bonos del Tesoro de EE. UU. como garantía, lo que les permitió canjear los créditos bancarios existentes por los bonos Brady, negociables y garantizados, con un fuerte descuento. Los canjes de «deuda por naturaleza» también formaron parte del menú durante ese período, pero eran guarniciones.

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