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Xi manda

MOSCÚ – A pesar de que comparten la ideología comunista, China y la Unión Soviética no fueron grandes amigos ni mantuvieron vínculos estrechos durante la Guerra Fría. La ausencia de relaciones entre ambos países estuvo definida por una competencia petulante, mientras reñían por Mongolia y Manchuria, y se disputaban el liderazgo del mundo comunista. En la reciente visita a Moscú del presidente chino Xi Jinping la dinámica fue similar, con una diferencia fundamental.

Por supuesto, hubo amplia colaboración entre la URSS y China. Ambas respaldaron a los comunistas de Kim Il-sung en la guerra de Corea y los chinos ayudaron a mantener la esfera de influencia del Kremlin en Europa del Este. (Albania respondía a China, mientras la Yugoslavia de Josip Broz, más conocido como Tito, usó a China como palanca para obtener concesiones y apoyo del Kremlin). Además, los científicos e ingenieros soviéticos trabajaron en China, y los soviéticos acordaron ayudar a China en 1957 a tener capacidad nuclear.

Pero China y la URSS no fueron socios del todo igualitarios. Aunque Mao Zedong se consideraba un par de Joseph Stalin, que lideraba a los campesinos comunistas del mundo del mismo modo en que Stalin lideraba a sus proletarios, se dice que a puertas cerradas Stalin consideraba a Mao un «marxista de las cavernas» y un «partisano carente de talento». Cuando Mao visitó Moscú para celebrar el cumpleaños de Stalin en 1949, lo trataron como a cualquier otro invitado.

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