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Apocalipsis Trump

WASHINGTON, DC – Para quienes no lo habían visto todavía, el precio de tener un presidente estadounidense que desdeña las opiniones de los expertos y que es impulsivo, mendaz, no muy listo, inquieto, desinformado, poco curioso, incompetente, temperamental, corrupto y mal negociador se ha vuelto evidente en los últimos días. Tres grandes sucesos que ocurrieron entre el miércoles y el sábado pusieron nerviosos incluso a algunos de los protectores republicanos de Donald Trump, que habían racionalizado que, después de todo, había recortado impuestos (principalmente a los ricos y las corporaciones) y puesto a dos conservadores en la Corte Suprema. Pero ahora se hicieron más difíciles de ignorar los peligros de tener a una persona así en la Oficina Oval.

Los tres grandes acontecimientos fueron causa de alarma, y para ambos partidos: cada uno de ellos perjudicaba los intereses nacionales de EE.UU. y cada uno era evitable. Lo peor es que vinieron en una seguidilla uno tras el otro, causando la sensación de que ahora (en contraposición a las alarmas previas) la presidencia de Trump realmente estaba pasando a estar fuera de control.

La mañana del miércoles 19 de diciembre, Trump tuiteó que el ISIS había sido derrotado y, por tanto, Estados Unidos retiraría sus tropas de Siria. La decisión vino de manera completamente inesperada para todos excepto una pequeña cantidad de funcionarios de gobierno, cada uno de los cuales había intentado disuadirle. Miembros clave del Congreso no habían sido informados, mucho menos consultados; tampoco lo habían sido los aliados de EE.UU., algunos de cuyas tropas dependen del ejército estadounidense. Las decisiones de peso en política sencillamente no se toman de esa manera; al menos se informa previamente a las figuras importantes del Congreso. Son precauciones que van más allá de las buenas maneras: una administración podría enterarse de una o dos cosas al consultar e informar.

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