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Emprendedora y estafadora

CAMBRIDGE – La condena de Elizabeth Holmes por fraude perpetrado como fundadora y CEO de Theranos ha desatado un intenso debate sobre qué significa el episodio para la economía de innovación.

¿Holmes, al implementar agresivamente el credo de Silicon Valley “finge hasta que lo consigas”, se quedó simplemente sin pista? ¿El capitalista de riesgo e inversor de Theranos Tim Draper tiene razones para temer que la condena de Holmes reduzca la “voluntad de apostar” al tipo de emprendedores que “transformaron a Silicon Valley en el motor de innovación del mundo”?

¿O la situación es más complicada? Por cierto, el juicio y la sentencia de Holmes arrojan luz sobre dos tendencias en el corazón de la economía política y financiera de Estados Unidos. La primera es la amplia reticencia a condenar a los manipuladores financieros como delincuentes, un desarrollo evidente desde el encarcelamiento de ejecutivos sénior de Enron y WorldCom luego del colapso de la burbuja puntocom de 1998-2000.

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