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El sueño americano 2.0

JACKSON, WYOMING – Es hora de admitir que el sueño americano ha muerto. Las condiciones subyacentes para la subsistencia de este sueño  – un crecimiento económico fuerte y constante, además de una meritocracia estructurada para evitar que los ricos hagan jugarretas con el propósito de aprovecharse del sistema – ya no existen.

Sin embargo, aún existe la posibilidad de que surja un sueño americano 2.0, y dependerá de aquellos que ahora luchan para que la Casa Blanca ofrezca un plan para que dicho sueño sea una realidad. Para empezar, los líderes de Estados Unidos deben explicar el problema claramente. La Declaración de Independencia proclamó la “búsqueda de la felicidad” como una característica central de la vida estadounidense. Desde el año 1776, cada generación ha buscado la movilidad social ascendente; y, durante mucho tiempo, muchos, aunque no todos, alcanzaron la prosperidad.

Durante más de un siglo tras la Guerra Civil, los avances en energía, medicina, telecomunicaciones y transporte dieron una nueva forma a Estados Unidos (y al mundo). La productividad económica creció dramáticamente, al igual que la media de esperanza de vida. Además, durante la mayor parte de este período, una marea creciente realmente elevó a la mayoría de los barcos. Los políticos de ambos partidos adoptaron un ethos nacional que afirma que cualquier persona puede salir adelante a través del trabajo duro; y, gradualmente, aunque de manera imperfecta, hicieron que dicho ethos también englobe a los inmigrantes, a los no blancos, las mujeres, los discapacitados y a otras personas que históricamente habían sido excluidas de la promesa de una vida estadounidense.

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