NUEVA YORK – En noviembre de 1988, cuando el gran físico y premio Nobel de la Paz Andréi Sájarov realizó su única visita a los Estados Unidos, pidió a algunos de sus compañeros de activismo por los derechos humanos que lo acompañaran. Uno de ellos era el biólogo Sergei Adamovich Kovalev, que falleció este 9 de agosto a la edad de 91 años.
La visita de Sájarov fue una ocasión notable. Tras ser obligado a residir en la ciudad provincial de Gorki (hoy Nizhni Nóvgorod) hasta diciembre de 1986, cuando el Presidente soviético Mijaíl Gorbachov, en un gesto de relajación de la represión estatal, le hizo saber por teléfono que podía volver a Moscú.
Muchos grupos científicos, organizaciones de derechos humanos y otros organizaron encuentros con Sájarov durante su visita a EE.UU., y asistí a varias de ellas como director ejecutivo de Human Rights Watch. Recuerdo cómo Sájarov solía responder a muchas de las preguntas con algo así como: “Antes de responder, quisiera escuchar la opinión de Sergei Adamovich al respecto”.
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As they congratulate themselves for making a budget-cutting debt-ceiling deal with congressional Republicans, the Democrats are hoping no one will notice that they surrendered unnecessarily both on policies and principle. Once again, the bogus myth of bipartisanship has been invoked at the American people’s expense.
decries the party’s willingness to play along with the Republicans’ bad-faith politicking.
NUEVA YORK – En noviembre de 1988, cuando el gran físico y premio Nobel de la Paz Andréi Sájarov realizó su única visita a los Estados Unidos, pidió a algunos de sus compañeros de activismo por los derechos humanos que lo acompañaran. Uno de ellos era el biólogo Sergei Adamovich Kovalev, que falleció este 9 de agosto a la edad de 91 años.
La visita de Sájarov fue una ocasión notable. Tras ser obligado a residir en la ciudad provincial de Gorki (hoy Nizhni Nóvgorod) hasta diciembre de 1986, cuando el Presidente soviético Mijaíl Gorbachov, en un gesto de relajación de la represión estatal, le hizo saber por teléfono que podía volver a Moscú.
Muchos grupos científicos, organizaciones de derechos humanos y otros organizaron encuentros con Sájarov durante su visita a EE.UU., y asistí a varias de ellas como director ejecutivo de Human Rights Watch. Recuerdo cómo Sájarov solía responder a muchas de las preguntas con algo así como: “Antes de responder, quisiera escuchar la opinión de Sergei Adamovich al respecto”.
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