Sudanese refugees in Jordan Khalil Mazraawi/Getty Images

La evolución de la crisis de los refugiados

LONDRES – A la par de los festejos navideños, los alemanes también recuerdan a los muertos del atentado perpetrado hace un año en una feria navideña de Berlín por un migrante cuyo pedido de asilo fue rechazado. Ese incidente avivó el malestar público hacia la inmigración, y es probable que haya tenido que ver con el sorprendente hecho de que la canciller Angela Merkel no haya podido formar un nuevo gobierno de coalición tras la elección federal de septiembre. En el electorado alemán hay un difundido temor a ver el país inundado por otra oleada de inmigrantes como la que ingresó hace dos años.

Pero hoy la situación en el terreno es muy distinta. El 15 de noviembre de 2015, en un centro de control de migraciones del ministerio alemán de asuntos exteriores (con sede en la calle Werderscher Markt en Berlín), se hacía un seguimiento de los flujos de refugiados en cada cruce de frontera por el que podrían pasar en la ruta que va de Grecia a Alemania. De 12 millones de sirios desplazados, al final llegó a Europa un millón. Y pese a la masiva respuesta del gobierno y de miembros de la sociedad alemana, muchos solicitantes de asilo terminaron durmiendo en las calles y en estaciones de ferrocarril. En ese momento se rumoreaba que los migrantes estaban provocando una oleada delictiva en todo el país, pero una investigación posterior halló que la incidencia de delitos a lo largo de las rutas migratorias apenas aumentó.

Dos años después mucho ha cambiado. La burocracia alemana ha estado trabajando a destajo para procesar solicitudes de asilo y facilitar la integración de los migrantes. De 700 000 solicitudes recibidas en 2016, han sido rechazadas las de casi 300 000 personas, que ahora están a la espera de que se las regrese a sus países de origen. Grecia, primera parada en la Unión Europea para los refugiados procedentes de Medio Oriente, empezó a cerrar algunos campos de refugiados, tras conceder asilo a unas 50 000 personas. Incluso en Italia, primer puerto de llegada en la UE de migrantes africanos, hay una disminución de la cantidad de solicitudes de asilo.

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