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El retroceso de los derechos humanos en Catar

BEIRUT – Se sobreentiende que si se reforma una política tiene que ser para mejorarla (o, al menos, no debiera empeorar). Pero las recientes reformas en el Golfo ni siquiera superan esta prueba básica. En una región donde los extranjeros que se dedican al servicio doméstico ya son muy vulnerables, se les niegan cada vez más derechos básicos.

Como los demás países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), y Jordania y el Líbano, Catar cuenta con un sistema de kafala o patrocinio laboral. Según este sistema, el kafil (patrocinador) del trabajador controla su situación migratoria, salario, alojamiento y demás términos contractuales. Este sistema ha recibido frecuentes críticas porque deja a los trabajadores inmigrantes —en especial a las mujeres con bajos ingresos— en una situación de alta vulnerabilidad. La desaprobación aumentó desde que Catar fue designado como país anfitrión de la Copa del Mundo de la FIFA.

La promesa de Catar en 2017 de implementar amplias reformas laborales fue, entonces, bienvenida. Y muchos celebraron cuando, en agosto de 2020, Catar dejó de exigir a los trabajadores que obtuvieran la aprobación de sus kafils para cambiar de empleo. A pesar de la preocupación porque la falta de visibilidad de algunos de ellos —especialmente, de los trabajadores domésticos— afectaría su cumplimiento, muchos esperaban que este cambio augurase el fortalecimiento de la protección para los trabajadores inmigrantes, no solo en Catar sino en todo el CCG.

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