BEIJING – Si bien la reciente Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial del presidente francés, Emmanuel Macron, dio como resultado una “hoja de ruta” para la reforma del sistema financiero global, es poco probable que las reformas propuestas movilicen capital privado en la escala que hace falta para mitigar el cambio climático. Una razón clave para esto es que la hoja de ruta, en general, no aborda las barreras que impiden que los fondos de pensión y otros grandes inversores institucionales aúnen fuerzas con los bancos multilaterales de desarrollo (BMD). Aunque las cláusulas propuestas para aumentar las garantías en moneda extranjera y gestionar los riesgos monetarios son útiles, muy probablemente no alcancen.
Un problema crítico con las finanzas climáticas globales hoy es que solo un pequeño porcentaje de las mismas llega a los países en desarrollo. La Agencia Internacional de Energía estima que, para alcanzar emisiones cero netas en 2050, el gasto de capital en energía limpia en estas economías debe aumentar de menos de 150.000 millones de dólares en 2020 a más de 1 billón de dólares anualmente en 2030. Otras estimaciones son aún más altas.
Alrededor del 70% de esta inversión en energías limpias tendrá que surgir de fuentes privadas. El sector privado actualmente financia el 81% de la inversión verde en los países de altos ingresos, pero solo el 14% en los países en desarrollo, donde los costos de financiamiento pueden ser hasta siete veces más elevados.
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The prevailing narrative that frames Israel as a colonial power suppressing Palestinians’ struggle for statehood grossly oversimplifies a complicated conflict and inadvertently vindicates the region’s most oppressive regimes. Achieving a durable, lasting peace requires moving beyond such facile analogies.
rejects the facile moralism of those who view the ongoing war through the narrow lens of decolonization.
The far-right populist Geert Wilders’ election victory in the Netherlands reflects the same sentiment that powered Brexit and Donald Trump’s candidacy in 2016. But such outcomes could not happen without the cynicism displayed over the past few decades by traditional conservative parties.
shows what Geert Wilders has in common with other ultra-nationalist politicians, past and present.
BEIJING – Si bien la reciente Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial del presidente francés, Emmanuel Macron, dio como resultado una “hoja de ruta” para la reforma del sistema financiero global, es poco probable que las reformas propuestas movilicen capital privado en la escala que hace falta para mitigar el cambio climático. Una razón clave para esto es que la hoja de ruta, en general, no aborda las barreras que impiden que los fondos de pensión y otros grandes inversores institucionales aúnen fuerzas con los bancos multilaterales de desarrollo (BMD). Aunque las cláusulas propuestas para aumentar las garantías en moneda extranjera y gestionar los riesgos monetarios son útiles, muy probablemente no alcancen.
Un problema crítico con las finanzas climáticas globales hoy es que solo un pequeño porcentaje de las mismas llega a los países en desarrollo. La Agencia Internacional de Energía estima que, para alcanzar emisiones cero netas en 2050, el gasto de capital en energía limpia en estas economías debe aumentar de menos de 150.000 millones de dólares en 2020 a más de 1 billón de dólares anualmente en 2030. Otras estimaciones son aún más altas.
Alrededor del 70% de esta inversión en energías limpias tendrá que surgir de fuentes privadas. El sector privado actualmente financia el 81% de la inversión verde en los países de altos ingresos, pero solo el 14% en los países en desarrollo, donde los costos de financiamiento pueden ser hasta siete veces más elevados.
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