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Que la COVID‑19 no detenga los servicios de salud esenciales

KIGALI – La provisión de atención médica en casi todos los países se vio alterada por el error inicial de las autoridades de suponer que los sistemas sanitarios ganarían pronto la lucha contra la COVID‑19. El incremento diario de contagios y muertes impone a menudo pausas o retrocesos en el arduo progreso que se había logrado en minimizar el impacto de otras enfermedades como la diabetes o la malaria.

Al inicio de la pandemia, funcionarios y autoridades sanitarias consideraron que se podía tolerar una interrupción relativamente breve de los servicios de salud esenciales, pero ya es evidente que la COVID‑19 durará mucho más de lo previsto. Ningún país puede seguir posponiendo la provisión de servicios sanitarios cruciales. Si no se toman medidas inmediatas para garantizar la continuidad de esos servicios, las cifras futuras de muertes por enfermedades transmisibles y no transmisibles serán inaceptables.

La Fundación Bill y Melinda Gates publicó hace poco una dura evaluación del costo mundial de la COVID‑19, donde informa que en 25 semanas, el mundo retrocedió unos 25 años en cobertura de vacunación, que es un buen indicador del funcionamiento general de los sistemas sanitarios. Es urgente asegurar que los servicios de salud esenciales no queden postergados.

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