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Israel redobla la apuesta a la democracia iliberal

TEL AVIV – Otra vez Bibi. Tras aliarse abiertamente con un partido supremacista judío, racista, Binyamin Netanyahu consiguió un cuarto período consecutivo como primer ministro de Israel. La Unión de Partidos de Derecha dice que Netanyahu le prometió los ministerios de educación y justicia; ¿y quiénes somos para dudarlo? Junto con los otros aliados de derecha de Netanyahu, la UPD ya respaldó una nueva ley que protegería al primer ministro de acusaciones formales por cargos de corrupción pendientes.

La última elección parlamentaria en Israel consolidó el posicionamiento del país dentro de un creciente bloque de democracias iliberales en todo el mundo. Una vez más, Netanyahu ganó movilizando a la gente contra las mismas instituciones del Estado que supuestamente debería sostener y defender. Durante la campaña fustigó desvergonzadamente al sistema judicial y a la policía por hacer su trabajo. Atacó a los medios por revelar conductas impropias de sus familiares y amigos. Puso en la picota a intelectuales públicos por negarse a reconocer su grandeza. Y describió a la vieja “izquierda” sionista como traidores.

En cuanto a los partidos árabes, perdieron cerca del 25% de sus escaños, en parte por la abstención de los votantes. Parece que después de que Netanyahu consiguió la aprobación de una “ley del Estado-nación” que declara que el derecho a la autodeterminación nacional en Israel es exclusivo del pueblo judío, los ciudadanos árabes se cansaron de prestarle credibilidad a una democracia fingida. Durante la campaña se los trató como a leprosos políticos desde prácticamente todo el arco ideológico israelí.

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