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El alivio temporal demócrata por cuatro años

CAMBRIDGE – Cuando Joe Biden logró a duras penas una victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses después de varios días de suspenso, los observadores de todo el mundo quedaron intrigados. Alentados por las encuestas, muchos esperaban una victoria aplastante para los demócratas, en la que ese partido no solo se quedaría con la Casa Blanca, sino también el Senado. ¿Cómo se las ingenió Trump para conservar el apoyo de tantos estadounidenses —con una cantidad de votos incluso mayor que cuatro años antes— a pesar de sus ostensibles mentiras, evidente corrupción y desastrosa gestión de la pandemia?

La importancia de esta cuestión va más allá de la política estadounidense. Por doquier los partidos de centroizquierda intentan revivir sus éxitos electorales contra los populistas de derecha. Aunque el temperamento del Biden es centrista, la plataforma del Partido Demócrata se desplazó considerablemente hacia la izquierda, al menos para los estándares estadounidenses. Una victoria demócrata decisiva hubiera implicado un impulso significativo para los espíritus de la izquierda moderada: tal vez lo único que hace falta para ganar es combinar las políticas económicas progresistas con el apego a los valores democráticos y de decencia humana básica.

Ya se está debatiendo sobre la forma en que los demócratas hubieran podido obtener mejores resultados. Desafortunadamente, su ajustada victoria no ofrece lecciones fáciles. La política económica gira alrededor de dos ejes: cultura y economía. En ambos temas podemos encontrar a quienes culpan a los demócratas de quedarse cortos y quienes los culpan de haber llegado demasiado lejos.

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