PRINCETON – La investigación de la Comisión Selecta de la Cámara Baja de Estados Unidos el 6 de enero todavía está muy lejos de establecer un registro integral del ataque al Capitolio el año pasado, de manera que deberíamos abstenernos de hacer generalizaciones fáciles sobre los insurrectos. En términos ideales, la comisión descubrirá suficiente evidencia para hacer remisiones penales al Departamento de Justicia para los principales conspiradores, no sólo los soldados rasos.
Aun así, algunas declaraciones básicas sobre los agitadores parecen poco polémicas. Por ejemplo, sabemos que muchos de los que atacaron la sede de la democracia norteamericana se veían a sí mismos como defensores acérrimos de la Constitución de Estados Unidos. ¿Estaban simplemente equivocados?
Una clave para entender el episodio reside en un fenómeno que caracteriza a los partidos y movimientos de extrema derecha en los diferentes países: la promesa de devolverle un estatus privilegiado a los hombres blancos que piensan que las mujeres, la naturaleza y la maquinaria de la democracia en definitiva les pertenecen. El Capitolio fue “tomado” por agresores que manifestaban una sorprendente sensación de legitimación, mientras cantaban eslóganes como “¿La Cámara de quién? ¡Nuestra Cámara!” Los observadores que dijeron que los insurrectos se comportaban casi como turistas malinterpretaron lo que vieron. Los turistas –especialmente los conservadores que le temen a Dios- por lo general no toman ilegalmente, destrozan o directamente destruyen los sitios que visitan, ni defecan en ellos.
To continue reading, register now.
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Since the early days of the COVID-19 pandemic, the search for the origins of the virus has been hampered by politics. But there must be a full investigation into the possibility that the virus emerged from a laboratory using US-developed techniques.
call for an investigation into research practices that could have led to the coronavirus's emergence in China.
PRINCETON – La investigación de la Comisión Selecta de la Cámara Baja de Estados Unidos el 6 de enero todavía está muy lejos de establecer un registro integral del ataque al Capitolio el año pasado, de manera que deberíamos abstenernos de hacer generalizaciones fáciles sobre los insurrectos. En términos ideales, la comisión descubrirá suficiente evidencia para hacer remisiones penales al Departamento de Justicia para los principales conspiradores, no sólo los soldados rasos.
Aun así, algunas declaraciones básicas sobre los agitadores parecen poco polémicas. Por ejemplo, sabemos que muchos de los que atacaron la sede de la democracia norteamericana se veían a sí mismos como defensores acérrimos de la Constitución de Estados Unidos. ¿Estaban simplemente equivocados?
Una clave para entender el episodio reside en un fenómeno que caracteriza a los partidos y movimientos de extrema derecha en los diferentes países: la promesa de devolverle un estatus privilegiado a los hombres blancos que piensan que las mujeres, la naturaleza y la maquinaria de la democracia en definitiva les pertenecen. El Capitolio fue “tomado” por agresores que manifestaban una sorprendente sensación de legitimación, mientras cantaban eslóganes como “¿La Cámara de quién? ¡Nuestra Cámara!” Los observadores que dijeron que los insurrectos se comportaban casi como turistas malinterpretaron lo que vieron. Los turistas –especialmente los conservadores que le temen a Dios- por lo general no toman ilegalmente, destrozan o directamente destruyen los sitios que visitan, ni defecan en ellos.
To continue reading, register now.
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
orSubscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Already have an account? Log in