

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
GINEBRA – Puede que las medidas de confinamiento decretadas como consecuencia de la COVID-19 empiecen a relajarse gradualmente, pero la ansiedad con respecto a las perspectivas mundiales en materia económica y social no deja de crecer. Existen buenas razones para preocuparse: ya empieza a sentirse una fuerte desaceleración económica y podríamos estar ante la peor depresión desde la década de 1930. Pero, aunque es un resultado probable, no es inevitable.
Para obtener un mejor resultado, el mundo debe actuar conjuntamente y con rapidez en la renovación de todos los aspectos de nuestras sociedades y economías, desde la educación hasta los contratos sociales y las condiciones laborales. Deben participar todos los países, desde los Estados Unidos hasta China, y deben transformarse todos los sectores, desde el gas y el petróleo hasta el de la tecnología. Dicho de otro modo: nos hace falta un «Gran Reinicio» del capitalismo.
Existen numerosas razones para apostar por un Gran Reinicio, pero la más urgente es la COVID-19. La pandemia, que ya ha causado cientos de miles de fallecimientos, representa una de las peores crisis de la sanidad pública de nuestra historia reciente. Y teniendo en cuenta que el número de víctimas sigue creciendo en muchos lugares del mundo, todavía tardaremos mucho en ver el final.
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