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El fin del dinero gratis

MÚNICH – Mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos ahora está pensando en reducir sus compras mensuales de activos a la luz de las crecientes cifras de inflación, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, sigue insistiendo en que no existe ningún riesgo de inflación sostenida. La inflación que se registra actualmente, dice, es un problema temporario que desaparecerá una vez que se superen los cuellos de botella de la oferta, de manera que el BCE no cambiará sus políticas. Es como un cochero que se niega a tirar de las riendas cuando sus caballos están desbocados, porque finalmente se terminarán cansando.

No importa que, según el Tratado de Maastricht, el BCE esté obligado a garantizar la estabilidad de precios en toda circunstancia. No existe ninguna cláusula que hable de la posibilidad de dejar que los precios se calienten por un tiempo. Y, a diferencia de la Fed, el BCE no puede legalmente intentar equilibrar la meta de estabilidad de precios con otros objetivos de política monetaria.

Los actuales cuellos de botella de la oferta le deben mucho a las medidas de cuarentena en los puertos –particularmente, pero no exclusivamente, en China-. Los barcos que llegan no pueden descargar su carga y, por lo tanto, tampoco pueden ser cargados con los productos intermedios que la economía de Europa debe poder ofrecer a sus clientes. Las tasas de flete para el transporte marítimo internacional han aumentado ocho veces desde 2019. Pero los cuellos de botella también reflejan los confinamientos impuestos domésticamente en las economías europeas en el invierno y la primavera pasados, que condujeron a una escasez inclusive de madera local y otros materiales de construcción producidos en Europa.

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