elerian155_masha_taceGetty Images_fragmentedworld masha_tace/Getty Images

Globalización fragmentada

CAMBRIDGE – Durante tres décadas, empresas y gobiernos de todo el mundo funcionaron bajo la presunción de que la globalización económica y financiera continuaría a pasos acelerados. Sin embargo, frente a las tensiones que ha sufrido el orden internacional en los últimos años, el concepto de desglobalización -la desvinculación del comercio y la inversión- cada vez ha cobrado más impulso en los hogares, las empresas y los gobiernos. Pero los datos disponibles sugieren que la globalización está cambiando más de lo que se está acercando a su fin.

No hace mucho tiempo, parecía que la integración económica y financiera global no tenía límites. Durante décadas, los beneficios de la globalización parecían ser obvios e irrefutables. La interconexión de los flujos de producción, consumo e inversión les ofreció a los consumidores un rango más amplio de opciones a precios atractivos, les permitió a las empresas expandir sus mercados y mejoró la eficiencia de sus cadenas de suministro. Los mercados de capital globales ampliaron el acceso al crédito y redujeron su costo tanto para prestatarios privados como públicos. Los gobiernos del mundo se involucraron en lo que parecía ser una serie de alianzas donde todos salían beneficiados. Y la tecnología -incluido, más recientemente, el cambio cada vez más veloz hacia el trabajo remoto- hizo que las fronteras nacionales parezcan sumamente irrelevantes.

Pero si bien la globalización hizo que los mercados funcionaran mejor, los responsables de las políticas perdieron de vista sus consecuencias distributivas adversas. Muchas comunidades y países quedaron rezagados, lo que contribuyó a una sensación generalizada de marginalización y aislamiento.

https://prosyn.org/Wp0r8j1es