LONDRES – Se puede perdonar la deplorable gestión de liquidez (¿o fue fraude?) que dejó a FTX con menos de US$ 1.000 millones, cuando sus pasivos a corto plazo alcanzaban a US$ 9.000 millones. Cosas así también les han ocurrido a bancos.
Se puede perdonar la contabilidad poco clara, los préstamos incestuosos con garantías ficticias, los US$ 8.000 millones que alguien “accidentalmente” perdió. Contratiempos de este tipo también suceden en la bratva rusa, la camorra italiana y la yakuza japonesa.
Se puede perdonar la muy alabada tecnología de bases de datos, que para muchos propósitos es más lenta, más cara y más engorrosa que formas comunes de hacer las cosas establecidas desde hace 30 años. Alguien, alguna vez, descubrirá cómo utilizar todas esas cadenas de bloques.
LONDRES – Se puede perdonar la deplorable gestión de liquidez (¿o fue fraude?) que dejó a FTX con menos de US$ 1.000 millones, cuando sus pasivos a corto plazo alcanzaban a US$ 9.000 millones. Cosas así también les han ocurrido a bancos.
Se puede perdonar la contabilidad poco clara, los préstamos incestuosos con garantías ficticias, los US$ 8.000 millones que alguien “accidentalmente” perdió. Contratiempos de este tipo también suceden en la bratva rusa, la camorra italiana y la yakuza japonesa.
Se puede perdonar la muy alabada tecnología de bases de datos, que para muchos propósitos es más lenta, más cara y más engorrosa que formas comunes de hacer las cosas establecidas desde hace 30 años. Alguien, alguna vez, descubrirá cómo utilizar todas esas cadenas de bloques.