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La contención del BCE llega a su fin

MÚNICH – Las expectativas (para muchos economistas, bastante malas) se han confirmado: el Banco Central Europeo decidió inflacionar la eurozona. Tras su última reunión de política monetaria el 25 de julio, el presidente saliente Mario Draghidejó en claro que la aparentemente inocua meta de inflación del banco (1,9%) será en realidad la base para una nueva fase de política monetaria expansiva durante los próximos años. Esto superará con creces las medidas de estímulo que había tomado el BCE hasta ahora, y es probable que genere nuevos riesgos para la economía europea.

Debemos recordar que el Tratado de Maastricht asignó al BCE la meta única y no negociable de mantener la estabilidad de precios, lo cual, tomado literalmente, implica una tasa de inflación igual a cero. Es muy diferente del mandato dado a otros bancos centrales. Pero la introducción del euro provocó una caída de los tipos de interés en el sur de Europa, lo que llevó a una burbuja inflacionaria que elevó el incremento anual de los precios en algunos países muy por encima del 2%. El Consejo Directivo del BCE sostuvo entonces que el objetivo de estabilidad de precios no es alcanzable en forma exacta, y señaló además diversos errores de medición que complican la tarea. De modo que las autoridades decidieron tolerar una inflación promedio de hasta 2% en el conjunto de la eurozona.

El Consejo Directivo no pensó en una política monetaria restrictiva para reducir la inflación, ya que dio poca importancia al riesgo de pérdida de competitividad en algunos países y no quería desacelerar a aquellos que estaban estancados, como Alemania.

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