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El BCE y su estrategia de “empobrecer a Trump”

MÚNICH – El 12 de septiembre, el Banco Central Europeo decidió iniciar otro programa de compra de activos, con planes de destinar 20 000 millones de euros mensuales (22 000 millones de dólares) a la compra de títulos, por tiempo indefinido, usando la misma estructura que en el pasado. La decisión no fue unánime: los representantes de Alemania, Francia, Países Bajos, Austria y Estonia en el consejo del BCE se opusieron firmemente a una nueva flexibilización cuantitativa (FC).

El presidente del BCE, Mario Draghi, asegura que hubo una mayoría tan grande a favor de la nueva expansión monetaria que ni siquiera fue necesario contar los votos. No menciona que los países que se opusieron a la decisión contribuyen el 56% del capital del BCE y equivalen al 60% de la producción de la eurozona. Pero contando a sus compatriotas en el Consejo de Gobierno del BCE, sólo tienen siete de 25 votos potenciales (con sujeción a un sistema de rotación de los derechos de voto). De modo que Draghi sí tenía mayoría, pero en representación de una muy clara minoría del capital de garantía del BCE. Esto genera serias dudas sobre el proceso de toma de decisiones del Consejo de Gobierno del BCE.

Dudas que se justifican todavía más teniendo en cuenta que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se quejó abiertamente de la política de tipo de cambio implícita en las compras de activos del BCE. Y no sin razón. Draghi, por supuesto, insiste en que el BCE no “apunta” al tipo de cambio. Puede que sea cierto, pero la cuestión es otra. Con la compra de títulos con vencimientos a largo plazo, los bancos centrales de la eurozona provocarán una nueva devaluación del euro. De hecho, es precisamente este efecto el que probablemente obra como principal estímulo a la actividad económica.

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