LONDRES – La conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en Glasgow, ha marcado un fuerte cambio de énfasis desde las responsabilidades de los gobiernos al poder del sector privado. Si los gobiernos nacionales no encuentran la manera de conciliar sus intereses con el compromiso con una acción colectiva, ¿podrá hacerlo el sector privado?
Esta no es meramente una cuestión de cuánta diferencia podrían marcar las firmas en términos de reducción de emisiones individuales o colectivas, aunque la respuesta probablemente sea significativa. En lugar de ello, es una pregunta acerca del potencial del mercado. ¿Se puede hacer que logre el bien público crucial de una reducción de emisiones rápida y de gran escala?
Es improbable que la falta de capital financiero sea un problema. Mark Carney, Enviado especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas, causó sensación en el encuentro al anunciar un compromiso de $130 billones para el objetivo de alcanzar emisiones netas cero de gases con efecto invernadero. Esta asombrosa cantidad de dinero será administrada por la Alianza Financiera de Glasgow para las Emisiones Cero (GFANZ, por sus siglas en inglés), coalición encabezada por Carney que incluye cerca de 450 instituciones financieras que representan un 40% de los activos del planeta.
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If the US Federal Reserve raises its policy interest rate by as much as is necessary to rein in inflation, it will most likely further depress the market value of the long-duration securities parked on many banks' balance sheets. So be it.
thinks central banks can achieve both, despite the occurrence of a liquidity crisis amid high inflation.
Although Silicon Valley Bank was not deemed to be systemically important, its insolvency forced the US Federal Reserve to head off systemic contagion and exposed the inadequacy of the FDIC’s partial deposit insurance regime. The financial-stability framework adopted after the 2008 crisis obviously needs another overhaul.
considers what the bank’s failure should mean for the current financial-stability framework.
LONDRES – La conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en Glasgow, ha marcado un fuerte cambio de énfasis desde las responsabilidades de los gobiernos al poder del sector privado. Si los gobiernos nacionales no encuentran la manera de conciliar sus intereses con el compromiso con una acción colectiva, ¿podrá hacerlo el sector privado?
Esta no es meramente una cuestión de cuánta diferencia podrían marcar las firmas en términos de reducción de emisiones individuales o colectivas, aunque la respuesta probablemente sea significativa. En lugar de ello, es una pregunta acerca del potencial del mercado. ¿Se puede hacer que logre el bien público crucial de una reducción de emisiones rápida y de gran escala?
Es improbable que la falta de capital financiero sea un problema. Mark Carney, Enviado especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas, causó sensación en el encuentro al anunciar un compromiso de $130 billones para el objetivo de alcanzar emisiones netas cero de gases con efecto invernadero. Esta asombrosa cantidad de dinero será administrada por la Alianza Financiera de Glasgow para las Emisiones Cero (GFANZ, por sus siglas en inglés), coalición encabezada por Carney que incluye cerca de 450 instituciones financieras que representan un 40% de los activos del planeta.
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