patten119_NICOLAS ASFOURI  AFP) (Photo by NICOLAS ASFOURIAFP via Getty Images_xi jinping Nicholas Asfouri/AFP via Getty Images

No se puede confiar en los líderes chinos

LONDRES – Cuando fui gobernador de Hong Kong, uno de mis críticos más vehementes era Sir Percy Cradock, ex embajador británico en China. Cradock siempre sostuvo que China nunca rompería sus solemnes promesas —registradas para la posteridad en un tratado depositado en las Naciones Unidas— de garantizar el elevado nivel de autonomía de Hong Kong y su forma de vida durante 50 años una vez que la ciudad regresara de la soberanía británica a la china en 1997.

Cradock afirmó memorablemente alguna vez que los líderes chinos podían ser «dictadores matones», pero eran «hombres de palabra» y que se podía «confiar en sus promesas». Actualmente contamos con abrumadora evidencia sobre la verdad de la primera mitad de esa observación.

La dictadura del presidente chino Xi Jinping es ciertamente matona. Pensemos en sus políticas en Sinkiang, muchos abogados internacionales sostienen que el encarcelamiento de más de un millón de uigures musulmanes, la esterilización y los abortos forzados, y el trabajo esclavo cumplen la definición de la ONU de genocidio. Esta malvada represión va más allá de la matonería.

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