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China y sus desafíos fiscales

PEKÍN – Un gobierno tras otro, cuando el PBI chino quedó por debajo de las metas, recurrieron a la misma herramienta: el gasto gubernamental en inversiones de infraestructura para estimular a la economía, pero para que el estímulo fiscal sea exitoso hay que lograr que los detalles de su implementación funcionen correctamente.

Es entonces cuando destacan dos desafíos. El primero es el financiamiento: aunque los responsables de las políticas chinas dependen del gasto fiscal para cumplir sus metas de crecimiento oficial, no se sienten cómodos cuando aumenta la tasa de apalancamiento, ni con el riesgo moral en los gobiernos locales. Por eso son renuentes a financiar inversiones en infraestructura a través del presupuesto público general.

Las autoridades, por el contrario, usan otros fondos presupuestados, como los bonos sectoriales (BS) y los ingresos por la venta de derechos de uso de suelo. A ese financiamiento se suma el «autofinanciamiento», en su mayor parte a través de la emisión de bonos municipales, los créditos bancarios y las empresas estatales.

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