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El equilibrio inmobiliario de China

BEIJING – A pesar de los fuertes vientos de frente económicos a nivel global, sobre todo como consecuencia de la pandemia del COVID-19, China logró alcanzar un crecimiento del 8,1% del PIB el año pasado, su tasa más alta en diez años. Con eso, China cumplió con las expectativas del Fondo Monetario Internacional y superó con creces la meta del 6% de su propio gobierno.

Pero el desempeño económico de China no es tan sólido como parece, y no sólo porque las cifras de crecimiento interanuales se aplanaron por la depresión generada por la pandemia en 2020, cuando la tasa de crecimiento se desaceleró marcadamente, a apenas el 2,3%. El ritmo de crecimiento de China fue mucho más débil en la segunda mitad del año (un crecimiento del 4% interanual) que en la primera mitad (12,7%) debido, en gran medida, a los esfuerzos del gobierno por refrenar el sector inmobiliario.

China tiene buenos motivos para estar atenta. Los precios de la vivienda se han triplicado, aproximadamente, en los últimos 20 años. La relación entre los precios de la vivienda y el ingreso anual hoy promedia el 43,15% en Shenzhen, el 42,47 en Beijing y el 33,36 en Shanghái, comparado con el 13.37% en Londres y el 8,76% en Nueva York. Esto refleja en parte la mala asignación de recursos: China ha construido demasiados rascacielos, hoteles de lujo y departamentos de alta categoría, y no la cantidad suficiente de viviendas asequibles. La especulación también es una preocupación.

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