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Las ambiciones mundiales de la justicia china

NEW HAVEN – Un informe reciente de la ONG Safeguard Defenders sobre la existencia de «comisarías secretas» de la policía china en ciudades de todo el mundo, incluida Nueva York, suscitó investigaciones en varios países europeos y atrajo la atención del FBI. Pero aunque estas investigaciones buscan evitar que se subvierta el Estado de Derecho, también ponen de manifiesto lo mal preparadas que están las democracias occidentales para hacer frente a la creciente influencia internacional de China.

En su afán de mostrarse «duros con China», medios y funcionarios de Occidente no han sabido (o no han querido) hacer una evaluación rigurosa del informe de Safeguard Defenders, que está colmado de traducciones erróneas y malentendidos respecto de las normas legales chinas e internacionales. El creciente poder de China demanda un cuidadoso análisis técnico y estratégico, y no torpes intentos de captar la atención pública.

Desde su surgimiento como potencia económica y política global, China está cada vez más interesada en influir sobre las normas e instituciones internacionales. De hecho, desde hace algunos años, la dirigencia china tiene la búsqueda de jurisdicción extraterritorial como prioridad nacional; y en tal sentido, se incluyeron en las leyes locales cláusulas tendientes a extender su aplicación más allá de las fronteras. Pero la influencia extraterritorial de China es una consecuencia natural de su creciente interconexión económica y política con el resto del mundo. Conforme aumenta su presencia internacional, las autoridades en China y en otros países deben analizar si es posible (y cómo) compatibilizar la legislación china con los sistemas jurídicos de Occidente.

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