SÃO PAULO – Brasil y Argentina anunciaron que tienen planes para dar inicio a estudios técnicos dirigidos a sentar las bases para una mayor integración financiera regional, con el objetivo final de crear una moneda común, llamada el “Sur”. Si bien este objetivo puede parecer lejano, está lejos de ser imposible.
Por ahora, el Sur es más una declaración simbólica que un proyecto concreto. Es una convocatoria política a independizarse del dólar estadounidense (cuya hegemonía en el sistema de comercio mundial otorga a Estados Unidos lo que Valéry Giscard d'Estaing, el entonces ministro de Finanzas de Francia, denominó como un “privilegio exorbitante”) y de las plataformas de pagos internacionales lideradas por Estados Unidos, tales como el sistema de mensajería financiera SWIFT.
En última instancia, sin embargo, se trata de un objetivo práctico que es compartido por el recientemente elegido presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y su homólogo argentino, Alberto Fernández. La dependencia de una tercera moneda (el dólar) para liquidar pagos comerciales y transacciones financieras disminuye la eficacia y aumenta los costos. En un mundo cada vez más fragmentado y marcado por la competencia entre las grandes potencias, los países también quedan en situación de vulnerabilidad frente a cambios políticos impulsados por aspectos geopolíticos. El Sur se concibe como una especie de “estrategia de salida”, es decir como un medio para escapar del actual (des)orden monetario mundial.
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To think that technology will save us from climate change is to invite riskier behavior, or moral hazard. Whether a climate solution creates new problems has little to do with the solution, and everything to do with us.
offers lessons for navigating a field that is fraught with hype, unintended consequences, and other pitfalls.
SÃO PAULO – Brasil y Argentina anunciaron que tienen planes para dar inicio a estudios técnicos dirigidos a sentar las bases para una mayor integración financiera regional, con el objetivo final de crear una moneda común, llamada el “Sur”. Si bien este objetivo puede parecer lejano, está lejos de ser imposible.
Por ahora, el Sur es más una declaración simbólica que un proyecto concreto. Es una convocatoria política a independizarse del dólar estadounidense (cuya hegemonía en el sistema de comercio mundial otorga a Estados Unidos lo que Valéry Giscard d'Estaing, el entonces ministro de Finanzas de Francia, denominó como un “privilegio exorbitante”) y de las plataformas de pagos internacionales lideradas por Estados Unidos, tales como el sistema de mensajería financiera SWIFT.
En última instancia, sin embargo, se trata de un objetivo práctico que es compartido por el recientemente elegido presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y su homólogo argentino, Alberto Fernández. La dependencia de una tercera moneda (el dólar) para liquidar pagos comerciales y transacciones financieras disminuye la eficacia y aumenta los costos. En un mundo cada vez más fragmentado y marcado por la competencia entre las grandes potencias, los países también quedan en situación de vulnerabilidad frente a cambios políticos impulsados por aspectos geopolíticos. El Sur se concibe como una especie de “estrategia de salida”, es decir como un medio para escapar del actual (des)orden monetario mundial.
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