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Las aventuras de la Casa Blanca en el País de las Maravillas

STANFORD – La administración del presidente Joe Biden no le rinde servicio a la seguridad económica, energética o nacional de Estados Unidos cuando pronuncia declaraciones y aseveraciones poco realistas sobre lo que cada una de ellas exige. Si bien todas las administraciones en cierto punto exageran, las afirmaciones engañosas se han vuelto más problemáticas en el contexto cambiante de las políticas públicas de hoy.

No me refiero a errores de juicio burdos, como la costosa idea de la administración de que la inflación creciente era “transitoria”. La desinformación política abarca todo un espectro, desde cómo la administración Biden defiende reiteradamente declaraciones ridículas (el retiro de Afganistán fue un éxito) y se deslinda de responsabilidades (el gas caro se debe al “alza de precios de Putin”) hasta cómo Donald Trump escogía selectivamente los datos de la pandemia y Bill Clinton apelaba a la confusión semántica.

Más recientemente, Biden y el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, han aseverado en repetidas ocasiones que la frontera sur de Estados Unidos es segura, aunque saben perfectamente bien que no lo es. La propia divulgación demorada de datos por parte de la administración a fines del mes pasado revela que se registró una cifra récord de 2,4 millones de encuentros con la patrulla fronteriza en el año fiscal, más medio millón aproximadamente de migrantes ilegales que evadieron un encuentro.

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