buruma171_Aung Kyaw HtetSOPA ImagesLightRocket via Getty Images_protest myanmar Aung Kyaw Htet/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

Los manifestantes asiáticos y el sueño americano

NUEVA YORK – Hace un mes, en Myanmar, manifestantes contra el golpe militar se congregaron en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos en Yangon. Le reclamaban al presidente Joe Biden que obligara a los generales a regresar a sus barracas y liberaran a Aung San Suu Kyi de su detención. Su partido, la Liga Nacional para la Democracia, obtuvo una sólida victoria en la elección general de 2020, razón por la cual los generales, temerosos de perder sus privilegios, tomaron el poder.

Ahora bien, ¿la embajada de Estados Unidos es el mejor lugar para protestar? ¿El presidente norteamericano puede hacer algo sustancial más allá de expresar su desaprobación del golpe? La esperanza de los manifestantes de una intervención estadounidense demuestra que la imagen de Estados Unidos como paladín de la libertad global todavía no se ha extinguido, aún después de cuatro años de aislacionismo de “Estados Unidos primero” de Donald Trump.

Los manifestantes en Hong Kong el año pasado, que protestaban por las duras medidas de China contra la autonomía del territorio, hasta llegaban a considerar a Trump como un aliado. Él se mostraba erráticamente hostil con China, de modo que los manifestantes blandían la bandera norteamericana con la esperanza de que Estados Unidos ayudara a mantenerlos a salvo del autoritarismo comunista chino.

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