WASHINGTON D. C. – Al igual que la electricidad y la inteligencia artificial, la biotecnología está a punto de impulsar un salto de uso general en la historia humana. La biotecnología ofrece la capacidad de manipular la esencia misma de la vida como la conocemos y constituye un sector de varios billones de dólares que vincula a industrias tan diversas como la agricultura, la sanitaria, la de los materiales y la energética.
Desde los riesgos por agentes patógenos y la seguridad de los biodatos hasta la capacidad de crear soluciones por vía de la ingeniería a los desafíos más inextricables que enfrentamos, esta nueva era presenta tanto peligros considerables como inmensas oportunidades para transformar el mundo, tanto a escala molecular como global, y comienza en una época de intensa competencia entre los países democráticos y los autoritarios, que aplican normas y valores diferentes a la biotecnología.
Afortunadamente, Estados Unidos y sus socios y aliados comenzaron con ventaja. Según Pitchbook, EE. UU. sigue siendo el principal creador y destino de la inversión en biotecnología: las empresas con sede en ese país captaron USD 466 000 millones en 2022, aproximadamente 10 veces el capital de origen chino. Cerca de 90 % de ese capital estadounidense se dedica a la inversión local, lo que destaca el papel del país tanto como nodo de innovación mundial y mercado para la biotecnología de última generación.
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Rather than reducing concentrated market power through “disruption” or “creative destruction,” technological innovation historically has only added to the problem, by awarding monopolies to just one or a few dominant firms. And market forces offer no remedy to the problem; only public policy can provide that.
shows that technological change leads not to disruption, but to deeper, more enduring forms of market power.
The passing of America’s preeminent foreign-policy thinker and practitioner marks the end of an era. Throughout his long and extraordinarily influential career, Henry Kissinger built a legacy that Americans would be wise to heed in this new era of great-power politics and global disarray.
reviews the life and career of America’s preeminent foreign-policy scholar-practitioner.
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WASHINGTON D. C. – Al igual que la electricidad y la inteligencia artificial, la biotecnología está a punto de impulsar un salto de uso general en la historia humana. La biotecnología ofrece la capacidad de manipular la esencia misma de la vida como la conocemos y constituye un sector de varios billones de dólares que vincula a industrias tan diversas como la agricultura, la sanitaria, la de los materiales y la energética.
Desde los riesgos por agentes patógenos y la seguridad de los biodatos hasta la capacidad de crear soluciones por vía de la ingeniería a los desafíos más inextricables que enfrentamos, esta nueva era presenta tanto peligros considerables como inmensas oportunidades para transformar el mundo, tanto a escala molecular como global, y comienza en una época de intensa competencia entre los países democráticos y los autoritarios, que aplican normas y valores diferentes a la biotecnología.
Afortunadamente, Estados Unidos y sus socios y aliados comenzaron con ventaja. Según Pitchbook, EE. UU. sigue siendo el principal creador y destino de la inversión en biotecnología: las empresas con sede en ese país captaron USD 466 000 millones en 2022, aproximadamente 10 veces el capital de origen chino. Cerca de 90 % de ese capital estadounidense se dedica a la inversión local, lo que destaca el papel del país tanto como nodo de innovación mundial y mercado para la biotecnología de última generación.
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